Andalucía es un destino perfecto para vivir la Navidad con todos los sentidos. Cuando llega diciembre, nuestras ciudades y pueblos se llenan de luz, de mercados con encanto, de belenes que sorprenden por su detalle, de música en cada esquina y de una gastronomía que invita a compartir. Pasear al anochecer, entre fachadas iluminadas y escaparates festivos, es descubrir una alegría muy andaluza: gente en la calle, risas en los bares, brindis en las terrazas y ese ambiente cálido que convierte cada visita en un recuerdo.
Mercados que enamoran
Los mercadillos navideños son el mejor preludio de las fiestas y una excusa estupenda para tus compras. En plazas y paseos aparecen decenas de puestos con artesanía, cerámica, joyería, ropa, figuras y adornos navideños.
Te esperan clásicos como la Feria del Belén de Sevilla, los puestos de la plaza Bib-Rambla en Granada, el mercado del Paseo del Parque en Málaga, el de artesanía en Almería o la Feria de Artesanía de Cádiz. En cada parada encontrarás un detalle especial para tu árbol, tu mesa o ese regalo que faltaba.
La ruta de los belenes
El belén es un símbolo muy querido en Andalucía y recorrerlos en familia es toda una tradición. Encontrarás nacimientos en plazas, parroquias, asociaciones y escaparates. Destacan los que monta la Asociación belenista “La Roldana” en Sevilla o los de Jerez, pequeñas obras de arte con paisajes inspirados en Oriente, y los numerosos belenes de las ocho capitales andaluzas.

También sorprenden propuestas únicas, como el belén de chocolate de Rute (Córdoba), el de la Iglesia de Santo Domingo de Úbeda (Jaén) o el del Jardín Botánico de Córdoba. Cada uno tiene su encanto y todos comparten el cariño y la paciencia de quienes los crean.
Y si buscas una experiencia diferente, no te pierdas los belenes vivientes. Vecinos y vecinas se transforman en personajes de la tradición y recrean escenas del nacimiento en escenarios abiertos. Son funciones entrañables que reúnen a todo el pueblo y dejan momentos inolvidables para grandes y pequeños.
Sabores de fiesta
La Navidad andaluza también se saborea. Estepa es una parada imprescindible para conocer de cerca cómo se elaboran mantecados, polvorones, alfajores, roscos de vino o hojaldrados. Entre visita y visita, déjate sorprender por su patrimonio: la esbelta Torre de la Victoria, la elegante fachada de la Iglesia del Carmen, el Palacio del Marqués de Cerverales o la zona del Castillo, desde cuya torre del Homenaje se abren vistas amplísimas del interior de Andalucía.

A los dulces de obrador se suman los tesoros de los conventos de clausura, donde monjas artesanas elaboran delicias como mazapanes, piñonates, almendras garrapiñadas o marquesas. Y, por supuesto, no faltan clásicos imprescindibles: el Roscón de Reyes del 6 de enero; los mazapanes de almendra; los polvorones que se deshacen en la boca; o el turrón, hoy con variedades para todos los gustos. Anímate también con pestiños bañados en miel, el goloso pan de Cádiz o un sorbo de resol de café, bebida tradicional de Jaén que perfuma las sobremesas con limón, canela y hierbaluisa.
Música que reúne
La Navidad suena a villancicos en Andalucía. Es fácil encontrarse con coros espontáneos en calles y comercios, y con conciertos y festivales que se suceden por toda la geografía. Entre nuestras tradiciones más queridas están las zambombas: reuniones en patios y corrales donde, alrededor de la lumbre, se canta y se baila mientras corren el anís, el vino y los dulces.
La zambomba marca el ritmo y cada cual aporta palmas o algún instrumento. Sevilla y Jerez son dos de sus grandes epicentros, pero toda Andalucía canta por Navidad: desde los verdiales malagueños hasta los campanilleros de Pozoblanco.




