Un equipo internacional coliderado por el Centro de Neurociencias Cajal (CNC) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desvelado parte del mecanismo molecular que permite a las neuronas almacenar recuerdos a largo plazo en la mosca del vinagre.
Según informó este viernes el centro de investigación, el estudio, publicado en la revista ‘Nature Communications’, identifica los genes que se activan de manera selectiva en las neuronas que participan en la formación y consolidación de la memoria en la ‘Drosophila melanogaster’.
La formación de la memoria a largo plazo requiere cambios físicos en las neuronas para generar una mayor conexión entre ellas. Estos cambios se producen cuando las neuronas sintetizan nuevas proteínas, activando genes que copian la información genética del ADN en una molécula de ARN mensajero, que traslada esa información fuera del núcleo celular para formar las nuevas proteínas.
Hasta ahora, no se conocía la huella transcripcional durante el proceso de memoria, es decir, qué genes se activan y cuándo lo hacen para consolidar una información o un recuerdo a largo plazo.
Con el objetivo de resolver estas incógnitas, los investigadores diseñaron un análisis temporal de la actividad génica, proceso mediante el cual la información codificada en un gen se utiliza para formar una proteína, durante el aprendizaje en la mosca Drosophila, un modelo fundamental en neurociencia.
SECUENCIACIÓN DE ARN
Para ello, emplearon técnicas de secuenciación de ARN. Según explicó Francisco A. Martín, investigador del CNC-CSIC durante la realización del estudio y actualmente en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), “esta huella transcripcional de la memoria coincide con los periodos críticos de consolidación y está enriquecida en funciones clave como la remodelación del citoesqueleto, el metabolismo energético y la señalización sináptica”.
El análisis funcional confirmó el papel esencial de 16 genes en la formación de la memoria, todos ellos conservados en humanos. Destacaron dos factores de transcripción, proteínas que se unen al ADN y activan o reprimen la expresión génica.
Este trabajo supone un avance en la comprensión de la biología de la memoria, así como de los factores genéticos y moleculares que mantienen los recuerdos a largo plazo.
“La presencia de algunos de estos factores en cerebros más complejos abre la puerta a un mecanismo común para la formación de diferentes memorias, incluso entre distintas especies”, concluyó el investigador.
Redacción · Servimedia
Fotografía · CSIC




