La inversión anual en bosques deberá triplicarse en 2030, sextuplicarse en 2050 y orientarse hacia la protección de las zonas boscosas de alto riesgo.
Además, los bosques tropicales con mayor riesgo de pérdida son también los más vitales para las personas. Así se desprende de dos informes publicados esta semana por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
“Los bosques no son solo depósitos de carbono o hábitats para la vida silvestre; son la infraestructura de nuestros sistemas alimentarios, hídricos y económicos globales”, según Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma.
Andersen añadió: “No invertir en la protección de los bosques tropicales socava su verdadero valor, especialmente en países que a diario lidian con la compleja disyuntiva entre desarrollo y conservación”.
FINANZAS
Uno de los informes plantea triplicar la inversión en bosques para 2030 e identifica por primera vez la magnitud del déficit financiero que obstaculiza la gestión forestal sostenible, a pesar de los compromisos asumidos en pactos internacionales como las Convenciones de Río, el Acuerdo de París y el Marco Mundial para la Diversidad Biológica de Kunming-Montreal.
Según ese documento, en 2023 se destinaron 84.000 millones de dólares a financiación para los bosques, de los cuales 75.000 procedían de fondos públicos nacionales (88%), 7.500 de fondos privados (9%) y 3.000 de fuentes públicas internacionales (3%).
Para 2030 sería necesario movilizar unos 300.000 millones de dólares en fondos públicos y privados, cifra que ascendería a 498.000 millones en 2050.
El informe detecta una brecha anual de financiación forestal de 216.000 millones de dólares entre los flujos financieros actuales y la inversión necesaria para alcanzar los objetivos forestales mundiales para 2030.
Además, los “incentivos perversos” eclipsan las inversiones positivas, pues los subsidios perjudiciales para el medio ambiente en la agricultura superan los 400.000 millones de dólares anuales, lo que contribuye a la pérdida de 2,2 millones de hectáreas de bosque cada año, una superficie más de 30 veces el tamaño de Nairobi (Kenia), sede del Pnuma.
Aunque cientos de corporaciones se han comprometido a la deforestación cero para 2030, las inversiones en cadenas de suministro sostenibles siguen siendo mínimas.
RETORNOS DE ALTO VALOR
El otro informe cuantifica los beneficios de proteger 391 millones de hectáreas de bosques tropicales de alto riesgo. Concluye que esas áreas, con una superficie similar a la de la UE, generan enormes ventajas para la sociedad:
- Previenen la salida de 2,3 millones de toneladas de contaminantes nitrogenados y 527 millones de toneladas de sedimentos de los ríos cada año.
- Protegen el agua potable, los embalses, la energía hidroeléctrica y mantienen los sistemas de riego.
- Al reciclar entre un 10% y un 14% de las precipitaciones regionales, contribuyen a mantener los patrones de lluvia y caudales fluviales.
- En seguridad alimentaria, los bosques satisfacen las necesidades nutricionales de 10 millones de personas al año, sustentando a polinizadores de cultivos como abejas, aves y dispersores de semillas.
- Proporcionan productos básicos para 25 millones de personas de bajos ingresos para cocinar, calentarse y obtener ingresos.
- Actúan como amortiguadores naturales frente a fenómenos climáticos extremos, evitando pérdidas por unos 81.000 millones de dólares anuales.
Redacción · Servimedia
Fotografía · Getty Images




