Luz Gabás nos propone un viaje al lejano Oeste en «Corazón de Oro», un viaje que narra el periplo de su protagonista, Lorién (que, siendo aragonés, no podría llamarse de otro modo) hasta California en busca del sueño dorado. No estamos destripando nada que no vayamos a encontrarnos en la sinopsis de esta novela, la primera que publica la escritora aragonesa desde que ganara el Premio Planeta en 2022 con «Lejos de Luisiana».
Es una novela con un título muy significativo que, según nos confiesa la propia Gabás, «llegó pronto, porque por el contexto está claro»; y también por la letra de la canción de Neil Young. En las páginas encontramos una traducción propia de la autora, porque las versiones que conocemos no terminaban de satisfacer sus inquietudes. Una cita a la que la escritora reconoce que tuvo que «dar muchas vueltas, porque [Young] repite varias palabras en inglés, hay un doble significado… entonces no me convencía ninguna de las traducciones que había, no estaba captado lo que quiere transmitir Neil Young». Por otro lado, esas letras doradas de la portada en las que leemos «Corazón de Oro» también hacen referencia al propio protagonista que «tenía que ser un buen tipo».

Y ese no es otro que Lorién, un joven veinteañero que tiene que emprender un viaje con rumbo desconocido desde su localidad natal en el Pirineo oscense. Por el camino se cruzó el rumor de los buscadores de oro en Estados Unidos; palabras que viajan desde California a Nueva York, de Nueva York a Londres o a París y de allí a España, «relatos de otros viajeros jovencitos» -destaca la narradora- en una época en la que había que confiar ciegamente en el boca a oreja, pero donde «algunas noticias eran bulos» (fake news, que las llamaríamos en el siglo XXI). Como anécdota, Gabás comparte con nosotros una en concreto que habla sobre el fundador del fuerte Sutter, que en realidad huye de su país para escapar de su esposa, pero lo que llega a oídos de los españoles es la historia de un hombre que viajaba con su mujer, y que lo nombran príncipe de las Californias.
Sin tratar de hacer presentismo, no tenemos que perder de vista que es una historia de migrantes… Una xenofobia que leemos recurrentemente en las noticias, y que -en parte- también se plasma en estas páginas. Encabezado -en primer lugar- por el propio protagonista a quien, a lo largo de la travesía, se va uniendo gente de distintas procedencias en busca del mismo sueño que tratan de alcanzar los locales estadounidenses que viajan al Oeste. De este modo, la autora de «Regreso a tu piel» narra la hostilidad que recibían los ‘españoles’, destacando que a todos se les calificaba con el mismo adjetivo dando igual la procedencia, aunque fuesen más numerosos los mexicanos y los chilenos. Esta era la denominación «amable», porque despectivamente se les llamaba «los grasientos» por dos razones: por el pelo y porque se encargaban de los trabajos peores: engrasar los ejes de las ruedas. Hostilidad por hablar distinto idioma y rezarle a distinto dios; ya que, si bien, en primera instancia, los irlandeses tuvieron problemas, a posteriori -si no hablaban mucho de su catolicismo- al compartir mismo idioma, se camuflaban mejor entre los estadounidenses.
Todo esto se traduce también en un problema a la hora de impartir justicia. En estas páginas encontraremos el reflejo de esos «juicios locales hechos rápidamente para solucionar un problema acuciante». Gabás ilustra cómo los «campamentos mineros no podían esperar a la justicia de las ciudades», aunque la ‘ciudad’ más cercana fuese San Francisco, este paraje no dejaba de ser un poblachón donde vivían 800 personas censadas, pero que en apenas un par de años multiplicó la población hasta los 20.000. Un contexto, destaca la autora, que no debemos perder de vista a la hora de afrontar la lectura: «los campamentos mineros no estaban para ir a San Francisco a que se impartiera justicia», entonces tenían que tomarse la justicia por su mano. De este modo, «lo que hacían era aplicar lo de los juicios del este: se juntan 12 que sean un poco juiciosos, debaten el tema, y dictan sentencia». En este sentido, destaca que los chilenos, sobre todo, fueron muy castigados.

Una trama donde los protagonistas son predominantemente masculinos por una razón meramente numérica: la mayor parte de las personas que se embarcaban en esta aventura eran hombres, lo que no quiere decir que en las rutas no se pudieran encontrar mujeres solas o viajando con sus hijos tal y como aparece recogido en los censos que la escritora ha manejado durante la fase de la documentación. “Había mujeres en aquel contexto, es verdad que inicialmente y en esa época, el 95% eran hombres jóvenes que viajaban a la aventura del oro; pero yo quise recoger también aquellas mujeres que sí que fueron incluso en los campos mineros”, destaca Gabás quien pone de relieve el trabajo desempeñado por estas mujeres, “esposas que se encargaban de cuidar esa pequeña cabañita mientras el marido iba a por el oro o trabajaban en los hoteles; cuando digo hoteles hablo de una taberna, de cuatro paredes de troncos, que luego se convertirá en lo que llamarían un hotel con otra planta con habitaciones”.
De este modo nos vamos a encontrar con dos grandes mujeres -Marot y Cynthia-, empoderadas diríamos hoy en día, que “desde luego que son la noche y el día (…) tenían que ser diferentes porque una de las preguntas que plantea la novela entre líneas es cómo saber cuál es el amor verdadero”. Además, su creadora destaca que estas féminas “tienen que ser fuertes” porque “para vivir en aquellas condiciones había que serlo”. Una reflexión que extrapola al resto de personajes que encontraremos en estas páginas: “yo sigo pensando que antes se vivía peor… lo romantizamos todo y lo idealizamos desde nuestra perspectiva pero, ¡qué frío, qué hambre!”. Reflexión que llega después de haber hecho un recorrido de unos dos kilómetros en carreta, apenas media hora de meneo por un polvoriento camino, mientras que sus personajes padecieron ese “traqueteo, diez horas al día durante seis meses, ¡qué no era como bajar del pueblo y acercarse a la ciudad en una galera!”.

Todo para llegar a un paraje de película que bien podría ser el escenario de rodaje de una futurible adaptación cinematográfica. “Yo me imagino todas mis novelas hechas película, todas… ¡A ver si se animan los productores!” exclama la oscense. Aunque no es algo que le preocupe, reconoce que si sucede sería muy ilusionante, tal y como ya vivió en su propia piel cuando “Palmeras en la nieve” se estrenó en los cines hace una década. “Si ha de ser, será”, reitera en varias ocasiones destacando que ella escribe “y si alguien se enamora y la quiere rodar, pues estupendamente”. Aunque no deja escapar la ocasión para lanzar un dardo a los productores: “después de ver este entorno es fácil rodar esta película, o sea no me hablen de dinero porque no hay que viajar hasta Estados Unidos para rodarla”. También rompe una lanza a favor de su gremio, el de escritores, al reconocer que “salen muy buenos guiones de novelas escritas y muy pensadas; seguro que sale una mejor película que empezar de cero algo, a no ser que seas un genio, un guionista genial”.
Ahora lo que toca es disfrutar de “Corazón de oro”, una novela que si su autora tiene que definir en una palabra, esa sería “efervescencia”, un relato donde “las cosas cambian de un día para otro”. Efervescencia, incertidumbre e ilusión, resume una Luz Gabás que vuelve a las librerías por primera vez tras alzarse con el Premio Planeta en 2022, con el peso de la responsabilidad sobre su espalda ya que “da vértigo todo, (…) ahora te conoce mucha más gente, viajas mucho… pero bueno yo, trabajo, hago lo que tengo que hacer… (…) Y si puede ser, lo voy a hacer mejor”.
Ismael Arranz
(Dehesa de Navalvillar, Madrid)

Corazón de oro Luz Gabás Planeta, 2025 ISBN: 978-84-08-30794-5 560 págs. Precio: 23,90 € eBook: 12,99 €

Luz Gabás
Luz Gabás (Monzón, 1968), licenciada en Filología Inglesa y profesora titular de escuela universitaria, decidió dedicarse a la escritura tras años vinculada a la docencia. Su primera novela, Palmeras en la nieve (2012), se convirtió en un fenómeno de crítica y ventas y desde entonces ha sido traducida a varios idiomas. La adaptación al cine de la novela supuso un rotundo éxito en taquilla y la película consiguió dos premios Goya.
Con Regreso a tu piel (2014), Como fuego en el hielo (2017) y El latido de la tierra (2019), Luz Gabás se consolidó como una de las grandes autoras de nuestros días, y sus libros son publicados en otros países.
En 2022, Lejos de Luisiana, una novela magistral sobre la apasionante aventura de España en el corazón de Norteamérica, fue galardonada con el Premio Planeta.




