Ellos no lo saben, pero los chimpancés llevan el “mono borracho” en la sangre. Según un estudio publicado en Science Advances, estos primates consumen alcohol de forma habitual a través de la fruta madura que ingieren, alcanzando el equivalente a casi dos bebidas alcohólicas estándar diarias.
El trabajo, coordinado por la Universidad de California en Berkeley, se llevó a cabo en poblaciones salvajes de Uganda y Costa de Marfil. Los investigadores comprobaron que los chimpancés comen unos 4,5 kilos de fruta al día, lo que se traduce en alrededor de 14 gramos de etanol puro, una cantidad nada despreciable si se ajusta a su peso corporal, menor que el de un humano.
Aunque no hay pruebas de que busquen expresamente frutas más fermentadas, sí parece claro que el alcohol es una parte constante de su dieta. Los científicos señalan que este comportamiento pudo estar también presente en los ancestros comunes de humanos y chimpancés, lo que ayudaría a explicar la persistente atracción del ser humano por el alcohol.
Las frutas analizadas contenían entre un 0,31 % y un 0,32 % de etanol, con el higo y una fruta similar a la ciruela como principales fuentes en cada hábitat. Aun así, los chimpancés no muestran signos visibles de embriaguez: para emborracharse tendrían que ingerir tanta fruta que su estómago no lo permitiría.
La investigación respalda la hipótesis del “mono borracho”, propuesta en 2016 por Robert Dudley, según la cual el interés humano por el alcohol tendría raíces evolutivas. El etanol, explican los autores, no solo ayuda a localizar alimentos más energéticos, sino que también intensifica el placer de comer e incluso podría reforzar la interacción social entre primates.
En definitiva, los chimpancés llevan millones de años conviviendo con el alcohol, sin bares ni copas, pero con abundante fruta fermentada.
Redacción (Agencias)




