La reina del pop, Madonna, eligió Italia para festejar sus 67 años y lo hizo en un escenario cargado de historia: el Palio de Siena, una de las carreras de caballos más antiguas y tradicionales del mundo.
La artista presenció la competición desde el Palazzo Pannocchieschi d’Elci, un edificio nobiliario con vistas privilegiadas a la “mossa”, la línea de salida de la carrera. Desde allí disfrutó del segundo Palio del año, dedicado a la Virgen de la Asunción, que reunió a diez contrade —los distritos históricos de la ciudad— en una cita que mezcla deporte, fiesta popular y devoción.
El Palio de Siena tiene sus raíces en la Edad Media, aunque fue en 1644 cuando se celebró la primera edición con reglamento oficial, cuyas normas principales siguen vigentes hoy. La carrera se organiza dos veces al año: el 2 de julio, en honor a la Virgen de Provenzano, y el 16 de agosto, en honor a la Asunción.
Tras el evento, Madonna y una treintena de invitados se dirigieron al Grand Hotel Continental de Siena para continuar la celebración en privado. La presencia de la intérprete de “Like a Virgin” no pasó desapercibida, atrayendo la mirada de asistentes y medios locales, que destacaron su estrecho vínculo con Italia.
