Los expertos alertan de que el calor extremo ya no es un fenómeno puntual, sino una amenaza creciente para la salud pública.
El calor abrasador que estamos viviendo este verano está dejando cifras preocupantes en España. Entre el 16 de mayo y el 13 de julio de 2025 se han registrado 1.180 fallecimientos vinculados a las altas temperaturas, frente a los apenas 114 del mismo periodo del año pasado. El dato llega tras conocerse la muerte de un hombre de 85 años en Extremadura a causa de la ola de calor.
Los especialistas advierten de que el golpe de calor apenas representa un 2 % de las muertes. El verdadero problema es que el calor agrava enfermedades previas como las cardiovasculares, respiratorias o renales.
En nuestro país, la temperatura máxima en verano aumenta a un ritmo de 0,41 ºC por década, lo que provoca que tengamos cuatro olas de calor más cada diez años. De no avanzar en adaptación, las muertes podrían multiplicarse por diez y superar las 13.000 anuales.
Los grupos más vulnerables son las personas mayores con enfermedades previas que viven solas, además de trabajadores al aire libre, embarazadas o personas con problemas de adicciones. Y la situación se agrava en las ciudades, donde el fenómeno de “isla de calor” eleva aún más la temperatura.
Frente a este escenario, los expertos reclaman acelerar las medidas: refugios climáticos, más zonas verdes, viviendas mejor adaptadas y sistemas de alerta temprana para prevenir muertes evitables.
Redacción (Agencias).




