Un equipo de investigación internacional, liderado por el Hospital Universitario de Bellvitge y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), ha advertido que la presión por cumplir con ciertos cánones físicos y las exigencias propias del deporte de alto rendimiento pueden afectar gravemente al equilibrio emocional de los atletas y favorecer la aparición de trastornos de conducta alimentaria (TCA).
El estudio, publicado en la revista Journal of Eating Disorders, ha examinado cómo influyen estos factores en deportistas con TCA. La investigación estuvo coordinada por el doctor Fernando Fernández-Aranda, responde de la Unidad de TCA del Servicio de Psicología Clínica de Bellvitge, quien destaca la importancia de tener en cuenta las diferencias de género en la forma en que se manifiestan estos trastornos.
Los datos revelan que las mujeres afectadas presentan mayores niveles de ansiedad, insatisfacción con su cuerpo y pensamientos suicidas. En cambio, los hombres tienden a mostrar menos preocupación por su imagen, lo que puede dificultar la detección temprana del problema. Esto resalta la necesidad de desarrollar herramientas específicas para cada perfil y deporte.
Aunque el deporte puede tener efectos positivos en la salud mental, los expertos advierten de que también puede generar vulnerabilidad si se prioriza el rendimiento físico sobre el bienestar emocional. La presión por controlar el peso, las dietas estrictas y la falta de apoyo una vez finalizada la carrera deportiva pueden derivar en conductas de riesgo.
Los autores del estudio subrayan que es clave aplicar medidas preventivas adaptadas al contexto deportivo y al género. También proponen revisar los métodos actuales de detección para que reflejen mejor las distintas formas que puede adoptar un TCA, especialmente en hombres, cuyo diagnóstico sigue siendo más complejo y menos visible.
Redacción: (Agencias).




