Lo que los científicos se niegan a hacer

Un grupo de 38 científicos, entre ellos varios premios Nobel, ha lanzado una advertencia sobre las investigaciones destinadas a crear organismos espejo, una forma de vida sintética basada en moléculas invertidas respecto a las que componen la vida tal y como la conocemos. En un artículo publicado en la revista Science, estos expertos solicitan frenar el desarrollo de bacterias espejo, debido a sus posibles efectos peligrosos para la salud humana y el equilibrio de los ecosistemas.

John Glass, del Venter Institute en California, explica que aún estamos a una década de lograr este avance, pero que ya es momento de reflexionar sobre sus implicaciones. Estos organismos estarían hechos con versiones especulares de aminoácidos y azúcares, que la vida actual no utiliza, lo cual los haría invisibles al sistema inmunológico y resistentes a los tratamientos convencionales. El científico español Javier Santos Moreno agrega que podrían replicarse sin control y convertirse en agentes invasores difíciles de contener.

La principal preocupación es que una bacteria espejo no solo podría causar infecciones peligrosas en humanos y animales, sino que también su propagación en el medio ambiente sería difícil de frenar, ya que ni virus ni depredadores naturales podrían detectarla. Aunque en principio los científicos no veían grandes amenazas en esta línea de investigación, ahora consideran urgente establecer límites y marcos de gobernanza antes de que esta tecnología esté al alcance.

No obstante, no toda la tecnología espejo implica un riesgo. Santos Moreno señala que hay una diferencia entre organismos autorreplicantes y el uso de proteínas o péptidos espejo, que no se multiplican, no infectan y pueden tener aplicaciones terapéuticas prometedoras. Estas moléculas pueden ser más estables en el cuerpo humano y podrían servir en tratamientos por su capacidad para evadir el sistema inmunológico.

La publicación del artículo ha generado un debate constructivo en la comunidad científica, que ya planea reuniones internacionales para discutir las implicaciones éticas y científicas de esta tecnología. La primera tendrá lugar en junio en el Instituto Pasteur de París, seguida por otras en Manchester y Singapur. El objetivo es reorientar la investigación hacia usos seguros y beneficiosos, aprovechando su potencial sin comprometer la seguridad biológica global.

Redacción (Agencias).