Fillaboa, un enclave privilegiado para la uva gallega más emblemática: el Albariño

Fillaboa es un lugar mágico en el que el paisaje gallego de viñedos habla de sus vinos. El viejo muro de piedra de 1.600 metros de longitud que rodea la finca histórica guarda en su interior un pazo señorial y una capilla de piedra, vestigios de este pasado histórico. Los muros encierran también los diferentes pagos que forman las 74 hectáreas de viñedos propios, plantados en ondulantes laderas en la frontera natural con Portugal, junto a los ríos Tea y Miño. En sus jardines la brisa del Atlántico mece los árboles centenarios y se mezcla con los aromas de las camelias, hortensias y magnolios.


Bodegas Fillaboa es un pazo histórico cuya finca ha permanecido indivisible a lo largo de los siglos, lo que hoy le convierte en la más grande del catastro de Pontevedra y la única en Galicia que, por sus especiales características de suelo y microclima, forma parte de la asociación Grandes Pagos de España que promueve, reconoce e impulsa a vinos españoles de la más alta calidad vinculados a la singularidad del terruño y el pago donde nacen. La riqueza de los suelos junto al lluvioso clima atlántico y las temperaturas suaves por la cercanía al mar, hacen de Fillaboa un lugar privilegiado para el cultivo de la uva autóctona: el Albariño. Tras la vendimia manual, la bodega elabora sus vinos con mimo y el máximo respeto a la identidad de esta uva de grano menudo, aromas florales y afrutados, y un sabor fresco y suave con el punto justo de acidez.
Los vinos de Fillaboa son una referencia en las Rias Baixas y de algunos momentos inolvidables de la vida de las personas. En la actualidad forman parte de la bodega Fillaboa 2017, Selección Finca Monte Alto 2016, y La Fillaboa 1898, un albariño con seis años de crianza sobre sus lías, toda una experiencia sensorial. Sus aromas a frutas tropicales, azahar, cítricos y su aire salino, han conquistado los paladares y sentidos en todo el mundo.