Mika, optimismo colorista

Ni un día aciago con atascos de 4 horas es capaz de oscurecer el optimismo irredento de Mika, un Peter Pan que en conciertos como el de esta noche en la capital española hace gala de una jovialidad tan contagiosa y desarmante que hace imposible no quererlo, aunque su modo de vida parezca el de un spot de cerveza.

Difícil anticipar este desarrollo cuando en los minutos previos al concierto, el Barclaycard Center ofrecía en su exterior una imagen fantasmal. «¿Seguro que hay concierto?», se preguntaba una pareja a las puertas del recinto, sin colas, sin apenas personal, muy en contraste con el Madrid colapsado de la mañana o con el de cualquier otra velada de música en este coliseo.

Dentro, algo menos de las 3.000 personas que admite el formato «The Box» aguardaban con bastante anticipación el comienzo, una amalgama curiosa compuesta por muchas chicas, muchas parejas, muchas pandillas de amigos gays y alguna que otra familia con niños, lo que da una idea del pop colorido y apto para todos los públicos del británico.

Puntual a las 21,30 horas, una emisora imaginaria empieza a oscilar entre el «Somewhere over the rainbow» y «Purple rain», mientras un luminoso con la palabra «cielo» en inglés desciende del ídem del escenario y Mika se arranca con el tema que da título al disco que ha venido a presentar, «No place in heaven», del que han sonado la mitad de los cortes, bien alternados con los éxitos.

Le acompañan cinco músicos de estética bebop, igual que en su anterior gira, aunque se nota que crece la carrera del que fuera elegido «Sonido de 2007» por la BBC y que aquí hay más medios escenográficos, con una caravana que se abre en dos, gigantescas caricaturas de fondo y chaquetas de fantasía para aburrir.

«Quiero empezar esta noche con una pequena oración: Querido Dios, hiciste muchos tipos de gente diferente, algunos delgados como yo, he descubierto el secreto de la felicidad. Lo que necesitamos son más big boys y big girls en este mundo. ¡Amen!», lanza en defensa de la singularidad como prólogo a «Big girl».

Con «Big wife» saca su característico falsete a calentar para afrontar después «Grace Kelly», su primer gran éxito internacional, mientras que de su paso como juez en un concurso en Italia se trae «Make you happy», inspirado en el «Será porque te amo», que hoy se ha atrevido a llevarse al castellano.

«Algunas palabras no necesitan traducción», ha dicho para presentar «Boum boum boum», un tema en francés que en algunas partes bien podría firmar el galo Stromae y al que ha seguido, bajo una gran bola de discoteca, la plácida «Good guys», reivindicación de los iconos gays que en la adolescencia le animaron a apostar por la diferencia, de James Dean a Rimbaud.

«Origin of love» ha servido entonces para recuperar el pulso bailongo que ha permanecido en su máximo apogeo con «Relax, take it easy», una de las más interesantes del repertorio, hermanada con «Rain».

En la alternancia de hits y nuevos temas, le toca el turno a «Staring at the sun», que tiene algo de Coldplay por ese optimismo pertinaz que también aflora en «Live your life», la canción que compuso para un anuncio estival de cerveza (era inevitable) y que remite a su vez al «Faith» de George Michael.

«Tengo 32 años y he decidido que quiero crecer con elegancia. No volveré a bailar», dice sarcástico en un momento del espectáculo en el que, tras ponerse reflexivo con «Underwater», llega la explosión saltarina de «Elle me dit».

Como contraste, cabe destacar su interpretación vocal con «Happy ending», rematada completamente a solas, sin amplificación ni acompañamiento instrumental alguno, para regocijo de sus seguidores, que han mandado callar a todo aquel que osara enturbiar la atmósfera.

Así, tras hora y media muy larga de música, llega el final de la mano de «We Are Golden», «Last Party» y «Lollipop», de nuevo en medio de una eclosión de saltos, manos en alto y sonrisas esbozadas incluso en los rostros de los más escépticos del pabellón, incapaces de reprimir dentro esta dosis de buen rollo. Y mañana, que el coche se quede en casa.

Agencia EFE